Ansiedad y Estrés

 “NINGUNA PASIÓN COMO EL MIEDO, LE ARREBATA CON TAL EFICACIA A LA MENTE LA CAPACIDAD DE ACTUAR Y RAZONAR”.

Edmund Burke

La ansiedad es la respuesta fisiológica de nuestro organismo ante un peligro o amenaza que percibimos en nuestra vida. Esta respuesta puede ser muy útil para garantizar la supervivencia, o no ser adaptativa y provocarnos sufrimiento innecesario.

Ansiedad y Estrés

Este peligro puede ser real (para el hombre primitivo podría ser el ataque de un mamut y más actualmente, por ejemplo, podría ser un terremoto, una enfermedad) o percibido (mi jefe me llama al despacho y pienso que me va a despedir).

Los síntomas más característicos de la ansiedad son: palpitaciones, dificultades para respirar, preocupaciones, desasosiego, irritabilidad, dificultades para conciliar el sueño (que puede llegar a conformar un trastorno del sueño), concentrarse, sensación de estar “quemado”, sensación de que algo malo puede ocurrir, tensión muscular y miedos.

Si la ansiedad alcanza una intensidad muy elevada y es un episodio puntual en el tiempo, puede desembocar en un ataque de pánico. En estos casos lo recomendable es pedir ayuda a un psicólogo e iniciar una psicoterapia para resolver ese sufrimiento o para aprender a manejar la ansiedad.

Si desde hace algún tiempo vives con estos síntomas de ansiedad, debes saber que es un trastorno que remite con la adecuada terapia psicológica. Con la ayuda de una profesional de la Psicología clínica o sanitaria de Centro Óptima aprenderás a reconocer, comprender y manejar la ansiedad y el estrés.

Si te ves identificada/o con algunos de estos síntomas, no busques atajos con algún libro de autoayuda. Ya que todos estos trastornos tienen tratamiento con un profesional especialista como es el psicólogo o psicóloga sanitaria.

No dejes que la ansiedad te limite y condicione tu vida, consulta a las profesionales de Centro Óptima y cuida tu salud psicológica para disfrutar de una vida relajada, plena y feliz.

¿Quieres saber más?

En la actualidad para los habitantes de los países desarrollados donde impera un estado de bienestar y elevado desarrollo tecnológico, estos términos de estrés y ansiedad forman parte de nuestro vocabulario habitual. Quizás porque para mantener este estilo de vida necesitamos hacer y producir la mayor parte de nuestro día a día.

El antecesor del ser humano de hace millones de años, el homínido que convivía con otros mamíferos más fuertes físicamente, para sobrevivir ya contaba con estructuras cerebrales subcorticales que les permitían responder a los peligros y potenciales amenazas activando en su cerebro el “modo supervivencia”, por lo que ante ese depredador que amenazaba su vida su cerebro solo podía huir, luchar o quedar en estado de shock, paralizado.

Ante un peligro o amenaza experimentamos miedo. Esta amenaza puede ser física o psicológica. Y sentir miedo es adaptativo, por ejemplo al asomarnos al balcón de una décima planta o al tropezar, desestabilizarnos y caer, aunque también es una de las emociones que más irracionalmente se graba en nuestro cerebro. Aprendemos miedos y eso no es tan adaptativo. Es una emoción desagradable que nos indica la presencia de una amenaza que interpretamos superior a nuestros recursos personales.

¿En qué consiste el estrés?

Aunque a veces nos referimos coloquialmente al estrés como esa experiencia de tener que realizar muchas actividades en un corto plazo de tiempo, hoy sabemos que está más relacionado con el hecho de percibir que el desempeño de la tarea o proyecto en cuestión sobrepasa nuestros recursos personales para afrontarla con éxito.

Si mantenemos la ansiedad durante un intervalo de tiempo prologando, se conoce como estrés. El padre de la fisiología del estrés fue el psicólogo Hans Selye quién descubre que esta respuesta fisiológica no solo se presenta ante estímulos reales, sino también ante el solo hecho de imaginarlos.

Aunque hay autores que usan el concepto de estrés para designar el estímulo que detona el estrés, las psicólogas de Centro Óptima preferimos utilizarlo como respuesta del organismo ante un acontecimiento nuevo, intenso o duradero. En este caso lo recomendable es pedir ayuda a una psicóloga e iniciar una terapia contra el estrés para identificar los factores y restablecer tu salud psicológica, física y emocional.

Hay una gran diferencia en cómo padecemos estrés los seres humanos y el resto de mamíferos. Los humanos sufrimos estrés por cosas que carecen de sentido para un león o una cebra, sufrimos ansiedad por el vencimiento de la hipoteca, por el impuesto de la renta o por hablar en público, por lo que me preguntarán en la entrevista de trabajo o por la inevitabilidad de la muerte.

Para que sea más fácil comprenderlo vamos a explicar el concepto de homeostasis.  Es el estado de equilibrio en el que los organismos saludables viven. Un agente estresante puede ser todo lo que altera ese equilibrio homeostático del cuerpo (por ejemplo una herida, recibir un diagnóstico de una enfermedad, la anticipación de que algo va a ocurrir, etc.).

La respuesta de estrés es el intento del organismo de restablecer el equilibrio homeostático, y consiste en continuas compensaciones y reestructuraciones biológicas (secreción de determinadas hormonas, inhibición de otras, activación del sistema nervioso, y otros cambios fisiológicos), psicológicas y sociales. Algunos factores que pueden producir estrés son lo nuevo, lo que no dominamos y aquello que se nos escapa de nuestra capacidad de gobierno.

En este siglo XXI en los países desarrollados la mayoría de los sufrimientos son consecuencia de situaciones que imaginamos en la mente. La realidad para nuestra mente está más cerca del pensamiento e imaginación que de los hechos que ocurren en ese momento en el entorno. ¿Y qué sucede en este caso? que nos enredamos en pensar, en darle vueltas al problema en la mente y como no es un problema real, no podemos encontrar solución, quedándonos rumiando las catastróficas consecuencias que podría tener. Esta ansiedad por tanto no es adaptativa ya que nos aleja de la solución.

Si la respuesta de estrés se activa repetidamente, o si no se puede desactivar de forma adecuada al final de un hecho estresante, se vuelve casi tan nociva como los propios agentes estresantes.

Una gran cantidad de las enfermedades asociadas al estrés son trastornos derivados de una respuesta de estrés excesiva. El estrés aumenta el riesgo de contraer enfermedades y, si ya se padece una, el estrés aumenta el riesgo de que las defensas se vean superadas por ella. Para todos estos casos recomendamos pedir ayuda a una psicóloga e iniciar una terapia contra estrés.

¿Cuáles son los trastornos de ansiedad?

Los trastornos de ansiedad son muy frecuentes y pueden afectar a cualquier persona, aumentado su intensidad en primavera y otoño coincidiendo con los cambios estacionales.

Para clasificar los trastornos de ansiedad el psicólogo aplicará los más actualizados criterios diagnósticos recogidos en el DSM-V (es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, APA), este contiene descripciones, síntomas y criterios para diagnosticar trastornos mentales. Entre estos, en Centro Óptima venimos tratando en los últimos veinticinco años principalmente los siguientes:

Trastorno por ansiedad generalizada. Se caracteriza por una ansiedad persistente no limitada en ninguna situación concreta. Estas pacientes manifiestan temores y preocupaciones muy diversas. Son más frecuentes en mujeres y se relacionan con estrés ambiental crónico.

Agorafobia. Es el miedo fóbico a los espacios abiertos y multitudes, es el miedo irracional a no poder llegar a un lugar seguro. Caracterizada en ocasiones como miedo a tener miedo. Es una de las enfermedades mentales más incapacitantes.

Fobias específicas. Son un miedo irracional, no adaptativo ante ciertos objetos externos o situaciones y supone una activación del sistema nervioso del paciente que produce señales de alarma y malestar subjetivo. Algunos ejemplos de fobias específicas son el miedo a volar en avión, a las arañas, etc. Es bastante común que aparezca ansiedad anticipatoria sólo ante la imaginación de encontrarse en la situación temida, aunque los objetos o las situaciones temidas no sean peligrosas por sí mismas.

Trastorno por estrés postraumático. Este tipo de trastorno se da en personas que han vivido un acontecimiento traumático, que han presenciado cómo le ocurre a otras personas o bien a través de un relato. Estos acontecimientos giran en torno a muertes o amenazas para su integridad física o la de los demás.

También como psicólogas atendemos en la consulta personas que sufren un trastorno obsesivo-compulsivo, un trastorno de angustia con o sin agorafobia o un trastorno de ansiedad inducido por sustancias.

Para todas las personas que sufren con alguno de estos trastornos le recordamos que la forma más fácil de ponerles fin es solicitar ayuda profesional e iniciar una psicoterapia contra la ansiedad.

¿Les afecta la ansiedad a los niños y adolescentes?

Como psicólogas recibimos con frecuencia a padres que consultan preocupados sobre su hijo que se queja de dolores abdominales, cefaleas, mareos, terrores nocturnos, rechazo para ir al cole (ansiedad ante la evaluación académica o social, miedo exagerado ante los exámenes, etc.), ansiedad por la separación, etc. Son algunos de los síntomas que presentan los niños y adolescentes que nos piden ayuda.

Asociada a la comunicación la ansiedad se puede presentar como tartamudez y mutismo. Los niños y adolescentes son más vulnerables ya que su cerebro está en constante desarrollo y maduración.

Las emociones más frecuentes en los momentos de ansiedad continuada son: miedos, inquietud, agresividad, vergüenza, preocupación, sentimientos de culpa o soledad.

En la adolescencia adquieren relieve los temores sociales tales como el miedo a la interacción con personas del sexo opuesto, a no ser popular, al aspecto personal, etc. Además se incrementan los miedos asociados a los resultados académicos.

¿Cuáles son los miedos característicos en la infancia?

0-12 meses: pérdida súbita de soporte, ruidos fuertes, miedo a las personas extrañas.

1-2 años: separación de los padres, inodoros, heridas, personas extrañas, ruidos fuertes, animales y cambios en el entorno personal.

3-4 años: máscaras, oscuridad, animales, separación de los padres y ruidos.

5-6 años: animales, lesiones corporales, separación de los padres, oscuridad, miedos basados en sucesos aparecidos en los medios de comunicación, a estar solos.

7-8 años: a la oscuridad, a estar solos, seres sobrenaturales y lesiones corporales.

9-12 años: miedos a los exámenes escolares, rendimiento académico, lesiones corporales, a la oscuridad, a la muerte, al aspecto físico.

En estos casos es recomendable consultar con el psicólogo para niños y facilitar la oportunidad a los adolescentes de iniciar una terapia para adolescentes.

¿Qué tratamientos y técnicas empleamos para estos trastornos?

Los tratamientos psicológicos dependerán del modelo explicativo que elija el psicólogo sanitario o clínico con el objetivo de dar respuesta eficaz a las necesidades específicas de cada persona.

En Centro Óptima el equipo de psicólogas somos conscientes del sufrimiento que ocasiona la ansiedad, por lo que trabajamos con diferentes modelos de intervención y técnicas para que el tratamiento de cada persona sea el más eficiente considerando sus características y necesidades específicas, de forma que la intervención sea la más eficiente, acortando dicho sufrimiento.

Entre los modelos de intervención podemos destacar:

El Cognitivo conductual. Este modelo está basado en la teoría del aprendizaje y su objetivo es la detección y liberación de pensamientos y creencias limitantes para el paciente

La Terapia de Interacción Reciproca (TIR). Es el modelo de psicoterapia de tiempo limitado creada por el psicólogo Roberto Aguado que le concede un papel protagonista al vínculo terapeuta-paciente y en el que incluye la hipnosis clínica para facilitar el cambio terapéutico.

Técnicas de Integración Cerebral (TIC). Con la aplicación de unas gafas interhemisféricas o la técnica de “ojo por vez” facilitamos el reprocesamiento por parte de ambos hemisferios cerebrales de experiencias fóbicas o traumáticas.

Programación Neurolínguística (PNL). Son un conjunto de estrategias para superar creencias limitantes, y potenciar la conexión con los recursos personales

Hipnosis clínica. Es un estado de alteración de la conciencia que concede un predominio al hemisferio cerebral no dominante, el derecho en el caso de los diestros, y en ese estado se favorece la expresión emocional y la reducción de juicios y creencias favoreciendo la evocación del pasado y con ello acercándonos a la solución.

Mindfulness. Es el entrenamiento de la Atención para reducir la ansiedad y estrés, disfrutando plenamente el presente, también es una técnica muy eficaz para desarrollar la conciencia corporal y emocional y facilita la regulación emocional.

Reprocesamiento y Desensibilización por los Movimientos Oculares (EMDR por sus siglas en inglés). Mediante el cual se abordan los traumas para que nuestro paciente pueda disfrutar de su vida con equilibrio emocional.