Continúo este año con la serie de publicaciones sobre la salud mental en las organizaciones y cómo mejorarla. Ya hablé sobre qué es el estrés, qué lo desencadena y cuales son sus fases.

Vamos a ver ahora cómo se comporta el cerebro en modo #estrés ya que nos dará claves importantes y las pistas para iniciar programas de reducción del estrés y otros problemas de salud mental.

Para empezar necesitaremos diferenciar entre #cerebro y #mente. El cerebro es el soporte físico, la mente es el conjunto de programas y esquemas que operan para facilitar nuestra adaptación al medio, si fuéramos un robot nuestro cerebro sería un ordenador (hardware) y la mente serían los programas (software).

El cerebro se puede dividir para su estudio y por razones evolutivas en tres partes: 1º cerebelo o cerebro reptiliano, 2º sistema límbico o cerebro emocional (mamífero) y en 3º lugar la corteza cerebral (cerebro exclusivamente humano, del homo sapiens sapiens).

Sobre el 2º y 3º recae nuestra supervivencia y adaptación a los retos del día a día en el s. XXI, el 1º es nuestra herencia genética más ancestral que nos ha permitido sobrevivir y evolucionar.

Ante una situación estresante el cerebelo, a través de las amígdalas, la interpreta como amenaza para mi integridad física y bienestar y pueden aparecer emociones como la sorpresa, rabia o miedo y casi inmediatamente el impulso en tu mente será de «atacar» o «huir».

En el sistema límbico o cerebro emocional, que viene de serie al nacer en todos los mamíferos, recaen tres funciones: generar un vínculo entre el bebé y la persona que lo cuida, gestionar las emociones y garantizar la supervivencia, por lo que todos los estímulos se perciben como amenaza o seguridad. Si es amenaza activa el sistema de supervivencia (se acelera el corazón y el aparato respiratorio).

En la corteza cerebral se produce todo el procesamiento racional y diríamos que inteligente, buscando comprender y solucionar la situación imaginando opciones y sus consecuencias.

La semana próxima veremos cómo circula la información en el cerebro ante una situación estresante pudiendo aparecer el llamado «secuestro de la amígdala».

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