Los cambios vitales y el estrés

Los cambios vitales y el estrés

Los cambios vitales y el estrés

Este lunes se produjo la vuelta al cole y con ella se incorporaron miles de niños/as en Andalucía. Este es un cambio en sus vidas, tras los casi tres meses de vacaciones, que algunos viven con ilusión, otros con curiosidad y otros con temor, ansiedad y estrés.

También septiembre es el mes en el que masivamente las personas adultas nos incorporamos a la vida laboral, a las rutinas de nuestras responsabilidades y para muchas también significa un nuevo ciclo vital en el que deseamos cambios, nos comprometemos con nuevos proyectos de formación, profesionales o personales.

Con los cambios vitales pueden aparecer una amalgama de emociones y sentimientos (miedo, incertidumbre, enfado, rabia, tristeza, impotencia, culpa…) y con frecuencia podemos sentirnos bloqueados, sin saber cómo lidiar día a día con ellos. Además esos sucesos vitales tienen una influencia en la aparición de enfermedades. Estas enfermedades dependerán de variables como la  duración del suceso vital, intensidad, características de personalidad o el estilo de afrontamiento.

A veces los cambios son deseados (iniciar la formación en la universidad, casarnos o trasladarnos al extranjero por un nuevo trabajo) y en otras ocasiones no, simplemente la vida nos los trae (una enfermedad, sufrir bullyng, una pandemia, la pérdida del trabajo o la ruptura de pareja) y entonces empezamos a sentirnos estresados, agotados, a tener dificultades para dormir o con el apetito ya que nuestra mente se ha ido al futuro anticipando fracasos y amenazas y a veces también al pasado, recriminándonos. Tenemos miedos, tensiones y el corazón se acelera (taquicardia), a veces sensación de ahogo, sentimos que saltamos a la primera de cambio (irritables), que nos cuesta concentrarnos, etc.

El estrés es la respuesta de nuestro organismo ante esa pérdida de la homeostasis (equilibrio) para activar los mecanismos psico-bio-sociales y estrategias que nos permiten adaptarnos a esos cambios vitales. Y la temida ansiedad es su respuesta fisiológica, es decir que en principio es nuestra aliada siempre que aparezca en el contexto adecuado. Aunque las emociones que experimentes sean desagradables evitar negarlas o reprimirlas no te ayuda a gestionarlas.

Con el estrés y la ansiedad además del miedo, inseguridad e incertidumbre pueden aparecer cambios cognitivos (pensamientos repetitivos, distorsionados, rumiaciones catastrofistas), somáticos y comportamentales.

Nuestra mente está maravillosamente equipada para afrontar el estrés en períodos cortos de tiempo, (por ejemplo el día previo a un examen nos activa y mantiene focalizados) pero cuando ese estrés se prolonga en el tiempo (lo que ha sucedido con la crisis sanitaria COVID o en la búsqueda de empleo para algunos mayores de 45) o en nuestra mente solo aparecen experiencias pasadas que nos conectan a errores o fracasos,  nuestros recursos cognitivos y las funciones ejecutivas se van agotando o se pierde la conexión entre la mente emocional (núcleo amigdalino del sistema límbico) y dichos recursos que son los que nos permiten encontrar soluciones y tomar decisiones inteligentes.

Ante todo somos personas. Con frecuencia veo en consulta que algunas personas se sienten culpables por las decisiones del pasado y es que, pensando en frio y con perspectiva temporal, parece fácil reconocer que se podría haber hecho de otra forma y se nos olvida que aquella toma de decisiones fue difícil y que podemos salir fortalecidos gracias a nuestra resiliencia.

Permanecer en una situación estable y conocida nos da seguridad porque ya tenemos esas experiencias previas, tenemos control, de ahí que cuando se presenta una situación nueva puede que nos sintamos inseguros y puede aparecer ese miedo a lo desconocido. Nos resistimos a aceptar que la vida es cambio y evolución. Los cambios implican una toma de decisiones afrontando riesgos y si cometemos un error este es también un escenario que me facilitará aprender y evolucionar. Te invito a ver que ese cambio es un reto.

Lo importante en la gestión emocional es darse cuenta de si la emoción está ajustada a la situación o no. Las emociones son legítimas y son todo un recurso de nuestra mente para facilitar la adaptación al entorno.

Hay cambios que son excepcionales, (pandemia COVID) que no has vivido antes, por lo que no tienes experiencias previas y pautas de actuación que te faciliten el afrontamiento.

¿Cómo podemos hacer más fácil la adaptación a los cambios de los niños y adolescentes al curso escolar?

  • Dándole un significado constructivo, despertando su curiosidad y contagiándoles la motivación por aprender.
  • Normalizar la vuelta al cole anticipándoles los nuevos horarios y ajustando los horarios de sueño varios días antes.
  • Las madres y padres como referentes, manteniendo la calma y contagiando la confianza en sus recursos personales para manejar estos cambios en su ritmo de vida y en sus hábitos.

¿Cómo podemos hacer más fácil la adaptación a los cambios los adultos?

  • Desarrollando la confianza en tus propios recursos personales.
  • Si ese cambio es un objetivo que deseas alcanzar, visualízate disfrutando de ese logro con éxito.
  • Cambia tu forma de relacionarte con el evento, míralo con apertura y genera un espacio para aceptar e integrar mentalmente esos cambios en tu vida.
  • Cuida tu auto diálogo. El lenguaje afecta a la mente de manera tanto positiva como negativa. Sustituye la palabra problema por desafío o reto.

Recomendaciones:

  1. Toma consciencia, expresa y comparte tus emociones (temor, ansiedad, tristeza, estrés) con amig@s y familiares.
  2. Concédete tiempo para la toma de decisión, para tus aficiones, para ti y para las personas a las que quieres.
  3. Afloja las autoexigencias (estar siempre bien, de no “molestar” a los demás) y permite ser cuidada por otras personas.
  4. Date cuenta si necesitas más tiempo a solas para ti, para cuidarte o para compartirte.
  5. Observa tu auto diálogo. Cuida el lenguaje con el que te hablas y evita los “tendría que, debería” sustitúyelos por “me gustaría”, “preferiría”.
  6. Con todo el respeto hacia ti y los demás usa el humor para desdramatizar la situación.
  7. Cuando las emociones te desbordan o se mantienen en el tiempo, pide ayuda profesional a un/una psicóloga sanitaria.
  8. Cuida con cariño tu salud física con una alimentación saludable, descanso y ejercicio.
  9. Dale a tu Ser un trato paciente, comprensivo y amoroso. El amor es la mayor necesidad humana.
  10. Entrena la Atención en el Aquí y Ahora. Practica Mindfulness o Atención Plena para reducir el estrés y ansiedad y para mejorar la gestión emocional. Te facilitamos el link a varias meditaciones-mindfulness https://centromindfulnessmalaga.com/recursos.php

Tengamos muy presente la interconexión entre las personas que sufren, que pueden estar viviendo situaciones parecidas y cómo en nuestra relación familiar, personal o profesional todas necesitamos respeto, comprensión y cariño.

Conecta con tu Ser, con tu propósito, tratando de ser coherente con tus valores, contigo mismo/a. Te invito a explorar esos cambios vitales con curiosidad y apertura, su profunda comprensión es el camino para aceptarlos en tu vida como una fuente de aprendizaje y parte de tu evolución personal.

Mantén presente que existen eventos que no podemos cambiar, aunque sí elegir cómo manejarlos para tu crecimiento personal. Como expresó Jean Paul Sartre: lo importante no es lo que la vida hace con nosotros, sino lo que nosotros hacemos con lo que la vida nos hace. Te invito a poner el foco de tu atención en ti.

¿Quieres conocer más? Te recomiendo este artículo sobre ansiedad y estrés

https://www.centrooptima.com/ansiedad-y-estres/

y este programa de radio donde hablo sobre ¿Cómo ser feliz y alcanzar el éxito?

https://www.youtube.com/watch?v=H7iDP_EUvCs&ab_channel=CentroOptimaAmaliaOrtegaGarc%C3%ADa

Amalia Ortega García

Psicóloga sanitaria, Pedagoga y Especialista en Mindfulness y Desarrollo Personal