Claves para entender a vuestro hijo/a adolescente como padres PARTE I

Claves para entender a vuestro hijo/a adolescente como padres PARTE I, Centro Óptima

Claves para entender a vuestro hijo/a adolescente como padres PARTE I

Como padres os preguntaréis por qué vuestro hijo adolescente se rebela, os planta cara, os chulea, no obedece, cambia tanto de opinión y ánimo, no se acuerda de lo que le dices, etc.  Para tu tranquilidad no es precisamente porque te odie, esté en tu contra o porque hayas hecho algo mal.

El gran reto al que os enfrentáis como padres de un hijo adolescente es entenderles y comprenderles aun cuando ni ellos mismos saben qué les pasa, qué quieren, porque hacen ciertas cosas o por qué se ponen como se ponen.

La adolescencia ¿Qué es?

La adolescencia es una etapa necesaria e imprescindible porque nos permite seguir desarrollándonos y madurando. Dura 5años y medio y se distribuye en forma de montaña. Tiene una subida inicial (1º ESO y mitad de 2ºESO, las chicas pueden empezar ya en 6º de primaria), una cima (3º y 4º ESO) y una bajada (mitad de 4ºESO) donde se van serenando hasta finalizar la etapa.

Cada uno vive este periodo de forma distinta, de acuerdo a su propia personalidad. En un extremo se encontraría el adolescente rebelde, el que quiere hacer lo que le apetece y que lo discute todo. En el otro extremo el pasivo o sutil (los que tienden a dar la razón pero terminan haciendo lo que quieren).

En general, están tan pendientes de ellos mismos que no se dan cuenta de lo que sucede a su alrededor.  Conforme van madurando van saliendo de este estado de egocentrismo y se van dando cuenta de que también existen otros.

En esta etapa tiene lugar la búsqueda del ser (“¿Quién soy yo?”). Hasta ahora tu hijo ha estado agarrado de tu mano, siguiendo tus pasos y dejando que le guiaras cada día.  Ahora necesita que le sueltes, que les dejes caminar “solo” para poder descubrir quién es como ser individual. La búsqueda del ser conlleva cambiar con todo lo aprendido y establecido previamente.

En este momento lo que único que tienen claro es lo que ya no son, un niño pequeño. Por este motivo se enfada cuando se les trata como tal. No quieren seguir haciendo lo que solían hacer en la infancia. Por eso no es de extrañar que cambien sus justos radicalmente de la noche a la mañana. Por ejemplo, es muy común que su comida favorita pase a serle repugnante.

En esta búsqueda del ser, pasan por dos crisis; (1) Crisis de identidad “Ya no soy un niño pero, ¿ahora que soy?” y (2) Crisis de afirmación “Yo soy yo, y ya no soy un niño. Quiero hacer lo que yo quiera”. Desean ser autónomos e independientes porque creen que ya tienen criterio y opinión propia. Esto suele complicar la relación con los padres y suele generar muchos conflictos en casa. El criterio y opinión de los adolescentes es inmaduro y es difícil hacerles ver lo contrario ya que no podemos esperar de ellos que lleguen a hacer por sí solos reflexiones maduras.

Cambios en la adolescencia

Cambios físicos.  Cambios hormonales y desarrollo sexual. Desarrolla las mamas, las nalgas, aparece la distribución de las grasas. Aparece el bello, se desarrollan los genitales, les cambia la voz. Este desarrollo corporal no suele ser uniforme, aspecto que les agobia mucho, se ven raros al mirarse en el espejo, tienden a compararse con sus iguales. No suele gustarles los cambios que están sufriendo a nivel corporal.

Inestabilidad emocional. Cambian el modo que tenían de sentir hasta ahora. Se dan cuenta que tienen un ánimo muy cambiante a lo largo del día. Pueden estar un rato contento, luego tristes y llorar hasta más tarde sentir euforia. No entienden por qué tienen estos cambios sin motivos y le genera mucha inseguridad.

Necesidad de estar con amigos. Cambia la manera de relacionarse con su entorno. Hasta ahora la familia era lo más importante. Ahora, la familia pasa a un segundo plano y las amistades se convierten en lo más importante.  Viven su primera experiencia de amor por elección y les da mucha seguridad tener la posibilidad de poder elegir y ver que son elegidos por sus iguales.

Rebeldía ante las normas puesto que se sienten mayores.

Alteración de las percepciones personales. Como producto de los cambios que están viviendo, la percepción que tienen de ellos es distorsionada. Dudan de sus sentimientos, sus gustos, sus preferencias, sus capacidades…Suelen darse mensajes contradictorios de tipo “no sé si voy a aprobar…” aun teniendo todo aprobado. Dudan de absolutamente todo por su propia inseguridad.

Aparece la sexualidad adulta (el placer y el deseo sexual).

Alteraciones escolares. Suelen descender las notas y las habilidades académicas y, no tanto por falta de aptitudes o de capacidades si no por las interferencias emociones, afectivas, de personalidad y de las relaciones interpersonales que están viviendo. Estas interferencias con el ámbito escolar son las que a ellos le hacen sentirse que están físicamente en el aula pero mentalmente en sus cosas.  No suelen estar atentos en clase, no anotan las cosas, no prestan atención, etc.

Como padres es importante estar encima de ellos, hablar con sus profesores y tutores, interesarse por cómo van (aunque vayan bien y aprueben).  Todo adolescente podría llevar la esfera escolar de una manera adecuada, como todo padre desea pero no quieren porque su motivación en este momento de la vida no se centra en este ámbito si no en otras cosas (salir, experimentar, vivir, disfrutar, etc.). El problema es que sus motivaciones no coinciden con las de los padres.

Todos estos cambios hacen que se comporten de manera irritable y distante, reservada, que se muestren chulescos e incluso narcisistas, que sean egocéntricos. Unas veces deprimidos, “de bajón”, otras rebeldes, provocadores, desafiantes, escurridizos e hiper-afectivos, necesitan que les muestres afecto pero no como lo hacías cuando era niño (con besos, abrazos, etc.) si no escuchándoles, teniéndoles en cuenta, pidiendo su opinión, etc.

¿Qué es normal en un adolescente?

  • No es de extrañar que tu hijo te plante cara y busque constantemente el conflicto, que te rehúya, que pase de tu presencia y que poco después, te busque y quiera tu compañía.
  • Exaltarse, vivir todo con gran entusiasmo y abatirse, pensar que nada vale la pena.
  • Que estén súper pasivos, “no puedan con su alma” y que pasen de repente a la hiperactividad y una energía desbordante.
  • Que expresen sus inquietudes y preocupaciones con actuaciones conductuales, sin expresarse.
  • Querer disfrutar y vivir a máxima intensidad.
  • Pensar solo de vez en cuando en el futuro, tener metas y proyectos poco realistas.
  • Parecer que avanzan y maduran pero notar de pronto un retroceso.
  • Mostrar inconsistencias.
  • Demostrar que son omniscientes (lo saben todo), omnipotentes (pueden con todo) e invulnerables (no les va a pasar nada).
  • Arriesgarse, meterse en líos.
  • No tienen el concepto de riesgo adquirido como lo tiene el adulto.
  • Intentar demostrar que existen y que son diferentes al resto.
  • Tener multitud de conductas demostrativas y provocativas para mostrarse diferente y especial.
  • Pensar, sentir y actuar en clave de grupo.
  • Tener a los colegas como referentes.

Mi función como padre o madre

Tienes una doble funcionalidad; en primer lugar, tienes la función afectiva; tu hijo necesita entirse querido. Esto ha venido siendo muy fácil durante la infancia pero en la adolescencia se hará más complicado expresarle tu cariño y afecto ante constantes desprecios, chulerías, mentiras, etc. En segundo lugar, tienes la función educadora; debes educarle, indicarle el camino, poner límites y darle responsabilidades.  Hay que prepararlo para la vida.  Ambas funciones deben ser compatibles.

Debes ser consciente de que tú serás el que más le quieres pero también el que más “le vas a amargar” la vida al ponerle límites, darle responsabilidades, obligaciones, etc.  No por querer incondicionalmente a tu hijo debes permitirle todo. Tú no eres amigo de tu hijo. El papel de un amigo es el de cómplice y el de padre el de autoridad y afecto.

Una buena educación se consigue a través del AFECTO (amor, ternura, aprobación, validación, refuerzo) y de la AUTORIDAD (necesidad de poner normas y límites). Tu hijo tiene que sentirse querido por lo que es y no por lo que hace; pero eso no quita hacerle responsable de sus propias conductas.

En Centro Óptima podemos ofrecerte más pautas de orientación sobre cómo actuar con tu hijo adolescente. Nunca es tarde para dejar atrás viejos patrones de interacción y comportamiento y mejorar tu relación con tu hijo. En Centro Óptima podemos guiarte en el proceso.

Os facilito unas lecturas recomendadas que te permitirán profundizar sobre la adolescencia: La edad del pavo (Alejandra Vallejo Nágera); El pequeño dictador, Cuando los padres son las victimas (Javier Urra); La buena adolescencia (Begoña del Pueyo y Rosa Suárez) y Educar con sentido común: todo lo que hay que saber para que tus hijos y tú seáis felices (Javier Urra)

Puedes encontrar más información en la segunda parte de esta serie de artículos.

CLAVES PARA ENTENDER A VUESTRO HIJO/A ADOLESCENTE COMO PADRES PARTE II

Elena Horrillo

Psicóloga