ENTRENARNOS EN EL POSITIVISMO

ENTRENARNOS EN EL POSITIVISMO, Centro Óptima

ENTRENARNOS EN EL POSITIVISMO

Es muy común escuchar que mantenernos positivos ayuda bastante cuando tenemos que afrontar situaciones difíciles de la vida.

Ante esta afirmación también es frecuente que sintamos miedo y una cierta responsabilidad ante la situación a la que nos enfrentamos, más aún cuando no siempre nos hemos caracterizado por ser especialmente positivos.

Cuando hablamos de positividad se nos pueden venir a la mente miles de interpretaciones, como tener pensamientos positivos durante todo el día, decir que sí a las propuestas que nos hacen los demás, hablar de forma positiva, etc.

Más allá de cualquier interpretación, podríamos decir que el positivismo es una actitud ante la vida. Tener una actitud proactiva, pero sin perder la parte de realismo que engloba a una situación.

En toda situación, ya sea negativa o positiva, existe siempre una parte controlable, es decir, una parte que podemos mejorar o empeorar con nuestra actitud y una parte incontrolable, es decir, una parte que no dependerá de nosotros y que hagamos lo que hagamos no influirá en nada a la situación.

Es cierto que la naturaleza ha configurado nuestro cerebro para pensar de forma negativa, porque esto es lo que nos ha permitido permanecer alerta ante los potenciales peligros que nos rodeaban y, de esta manera protegernos. Por ello, es necesario entrenar nuestro cerebro para pensar de una forma más positiva.

Algunas herramientas para poder potenciar al máximo una actitud positiva:

  1. Poner nuestro foco de atención en las cosas que nos aportan más que en las que restan, pero sin olvidarnos de que existen estas últimas. En nuestro día a día vamos a vivir cosas agradables y otras no tan agradables. Es posible que nuestro cerebro se centre en las menos agradables, pero vamos a obligarlo a que mire las agradables y, además, que las tenga muy presentes.

Para ello:

Cada noche antes de irnos a dormir vamos a escribir en una libreta todas aquellas cosas agradables que hemos vivido.

De esta manera, nuestro cerebro progresivamente va a valorar de forma natural y de forma más positiva las cosas agradables que nos sucedan.

  1. Atención plena en las diversas situaciones agradables en las que estamos inmersos. La atención plena nos ayuda a impregnarnos emocionalmente de lo que estamos viviendo y luego poder recordarlo. Nuestra memoria captura los recuerdos que hemos sentido, aquellas cosas que han dejado huella de una u otra forma. Si entrenamos nuestro cerebro en la atención plena, tendremos una mayor capacidad para visualizar las situaciones positivas y disfrutar de ellas.

Para ello:

Plantéate por la mañana qué cosas podrías hacer para vivir de forma consciente y aplícalo. Ten en cuenta que lo puedes aplicar en cualquier momento: mientras te duchas, mientras almuerzas, mientras cocinas.

  1. Emplear un lenguaje positivo y sustituirlo por el negativo. Conversar de forma positiva va a influir de forma positiva tanto en nuestras emociones como en las emociones de los demás.

Las personas poseemos una memoria a largo plazo y otra a corto plazo. Cuando nos comunicamos con las personas solemos usar la memoria a corto plazo. En esta memoria tenemos almacenadas unas 500 palabras aproxidamente, mientras que en la memoria a largo plazo hay unas 5000 palabras, dependiendo del nivel cultural de cada persona.

De esta manera, hemos de procurar que nuestra memoria a corto plazo esté impregnada de expresiones y vocabulario positivo en lugar del negativo.

Para ello:

Cada día vamos a escribir una expresión positiva o una palabra positiva y la vamos a emplear a lo largo del día. De esta manera el vocabulario negativo irá desapareciendo poco a poco y nos comunicaremos de forma positiva con nosotros mismos y con los demás.

  1. Premia los logros que has conseguido. Igual que nos esforzamos por alcanzar nuestras metas y nos enfadamos con nosotros mismos si no hemos logrado un objetivo o simplemente no ha resultado como deseábamos, tenemos que reforzar lo que sí hemos conseguido, así como el esfuerzo que hemos aplicado aun cuando el resultado no era como esperábamos. No tiene porqué ser un premio material, también puede ser un elogio verbal.

Tenemos que ser conscientes de que solo a través de la aplicación de recursos y técnicas podremos llegar a tener una actitud más positiva. No podemos caer en el error de pensar que con el simple hecho de pensar que queremos ser más positivos vamos a conseguirlo.

Ser positivo u optimista no está ligado a la ausencia de realidad. Una persona positiva es capaz de analizar las situaciones de igual modo que lo hace un pesimista, pero en lugar de sacar a la luz los detalles negativos, resalta los positivos por pequeños que sean.

Recuerda: ser positivo u optimista es solo cuestión de actitud.

Fabiola González Sánchez  (Psicóloga General Sanitaria y Orientadora Educativa)