EDUACIÓN SEXUAL

EDUACIÓN SEXUAL

“El conocimiento nos hace libres…” 

Habitualmente en casa hablamos de temas relacionados con la salud, la nutrición, la economía, la medicina… desde nuestras experiencias y conocimientos. Sin embargo, aunque no seamos especialistas en ellos, sabemos que como familia podemos y debemos abordar estos temas. Estamos educando.

 ¿Por qué entonces con la sexualidad parece que no ocurre lo mismo? La Educación Sexual es tarea de todos y de todas, pero nos cuesta mucho llevarla a cabo. Vergüenza, prejuicios, miedo, desconocimiento, son muchas de las emociones que nos genera cuando se nos presenta el momento de abordar un tema sexual con nuestros hijos e hijas.

            Muchas personas no encuentran las palabras para responder  ante una pregunta sobre la sexualidad. Ya sea una pregunta sobre tampones, el embarazo de una vecina, orientación sexual u otro tema que pueda resultar un desafío, es muy importante responder con sinceridad y con información verídica. Además, los niños aprenden a ser honestos si nosotros lo somos con ellos. Esto los ayuda a sentirse cómodos y cuando necesiten pedir un consejo, o resolver cualquier duda o problema que puedan tener, será más fácil que acudan en nuestra ayuda.

La participación positiva sobre la educación sexual de los hijos e hijas tiene muchas ventajas:

1. Si nuestro hijo/a maneja suficiente información, no la va a buscar en otras fuentes, como en la pornografía, internet, de sus amigos/as… que en muchas ocasiones suelen llevar a errores.

2. Hablar de sexualidad con las/os hijas/os es demostrarles que el sexo es un aspecto  saludable de nuestra vida y además, es una forma de eliminar barreras con ello/as.

Ahora bien, hagamos o no hagamos educación sexual, en realidad estamos educando en sexualidad, y esta transmisión depende de algunos factores:

1) Depende de cómo sienten y experimentan su propia sexualidad los papas y las mamas, por ejemplo, parejas que manifiestan besos, abrazos, caricias u otras manifestaciones afectivas, delante de sus hijos frente a parejas que no lo hacen.

2) Nuestros hijos aprenden de acuerdo al modelo que ven en nosotros, ya que transmitimos a través de actitudes y gestos. 

Este modelo que se transmite a diario, es el que utilizarán nuestros hijos para establecer sus relaciones, ya sea en la escuela, con sus amigos, con sus primeras parejas… 

            Es normal que nuestras/os hijas/os tengan motivos para preguntarnos sobre el sexo y la sexualidad. Puede que sea simple curiosidad o que necesiten dar una explicación al mundo que le rodea, por lo que precisan respuestas concretas y honestas. ¿Y cómo lo hacemos? Aquí propongo una serie de SUGERENCIAS para responder a las preguntas sobre sexo y sexualidad:

v  Descubrir que es lo que el niño quiere preguntar en realidad. A veces, lo que parece una pregunta, puede que sea otra, para ello, podemos preguntarle: ¿qué piensas tú sobre eso’ o bien ¿qué sabes sobre ese tema?

v  Intentar no dar demasiada información. Las respuestas simples y breves se interiorizan más fácilmente, a su vez, trataremos de utilizar palabras que comprendan.

v  Repetir las respuestas. Los niños necesitan oír las respuestas a las mismas preguntas varias veces, por eso, no se extrañe si le repite más adelante otra vez las mismas preguntas.

v  Comprobar que lo haya entendido, por lo que una vez facilitada la respuesta, preguntarle “¿he respondido a tu pregunta?” o pídale que lo cuente con sus propias palabras. 

Es normal sentirse avergonzados, incómodos o que nos falten las palabras. Como padres, no siempre nos sentimos cómodos en nuestro papel de educador sobre temas de sexualidad. Pero hablar de ellos, nos facilita el tener una relación con nuestros hijos basadas en el respeto y en la confianza, enseñándoles a que aprendan a conocerse, a aceptarse y a expresar su afectividad de un modo con el que sean felices.

 

Vanessa Gómez Fernández (psicóloga – sexóloga)

Foto de Juliana Piment

Foto de Juliana Piment