¿Qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional fue estudiada por los psicólogos Mayer y Salovey en la Universidad de Yale y difundida inicialmente por el psicólogo Daniel Goleman. Según el modelo de los primeros esta inteligencia es la capacidad de:

• Aprender a “Reconocer las emociones en sí mismos y en los demás”
• Aprender a “Comprender las emociones en sí mismos y en los demás”
• Aprender a “Regular o manejar las emociones (ira, miedo, ansiedad y estrés)”.

Y según el modelo VEC de inteligencia emocional del psicólogo clínico Roberto Aguado “La inteligencia emocional es saber escoger la mejor opción emocional, entre todas las posibles, para cada momento de nuestra vida”. Podríamos decir que una persona emocionalmente inteligente es la que sabe emocionarse en cada momento con la emoción adaptada, es decir, sabe cuando tiene que estar triste, enfadada, alegre, en seguridad…

2. ¿Qué son las emociones?

Las emociones básicas son instrumentos de adaptación que vienen en nuestro genoma, no son aprendidas. Podemos decir que existen emociones desagradables, mixta y agradables, pero todas son positivas.

En el modelo de Goleman se contemplaban 7 emociones básicas. Aunque los estudios más recientes del modelo VEC evidencian la convivencia de 10 emociones universales: miedo, rabia, asco, culpa, tristeza, sorpresa, curiosidad, admiración, seguridad y alegría.

Psicológicamente, las emociones controlan cuándo, dónde y a qué prestamos más atención. Activan la memoria sobre situaciones semejantes y organizan las respuestas de distintos sistemas biológicos como las expresiones faciales, la voz, la actividad del sistema nervioso autónomo y del sistema endocrino para responder al entorno con el comportamiento más efectivo.

Aunque las emociones básicas forman parte del equipamiento del bebé (estructuras límbicas mielinizadas), a lo largo de todo el desarrollo evolutivo va aprendiendo a reconocerlas, comprenderlas y regularlas. Las múltiples experiencias que vivirá facilitaran el aprendizaje de las habilidades correspondientes. En este escenario sucede que a veces no cuenta con modelos significativos y aparecen limitaciones en ese aprendizaje espontáneo, por lo que se requiere de un entrenamiento explícito y dirigido de las habilidades de inteligencia emocional.

3. ¿Qué se puede aprender en los talleres de Inteligencia Emocional de Centro Óptima? ¿Cómo surgen los talleres “Crezco, me emociono y me supero”? Estos talleres en los que han participado niños y adolescentes de localidades de la Axarquía (Torre del Mar, Rincón de la Victoria, Nerja o Vélez) surgieron para dar respuesta a la preocupación de la que sus padres nos hacían partícipes como uno de los motivos de consulta más frecuente. Estos padres se sentían desbordados por la falta de control de sus hijos ante el enfado, algunas conductas violentas y el miedo cuando son objeto de burlas, amenazas por parte de compañeros o la ansiedad ante los exámenes.

4. ¿A partir de qué edades se puede empezar?

Nuestra experiencia con los talleres de Centro Óptima a los que acuden niñ@s de las localidades próximas (Vélez-Málaga, Rincón de la Victoria y Nerja) es que desde los 3-4 años ya se observan avances significativos y generalizan la aplicación del vocabulario emocional y la comprensión de las emociones en sí mism@s y en los demás. Próximamente tendremos Talleres por etapas del desarrollo: uno para los más peques, otro para la 2ª infancia (de 7 a 11años) y el tercero para los adolescentes.

5. ¿Cómo pueden los padres facilitar el desarrollo óptimo de estas habilidades de la inteligencia emocional?

Sin lugar a dudas, con su ejemplo y participando en Talleres de Inteligencia Emocional para entrenar sus habilidades ya que las palabras mueven y los ejemplos arrastran. Y posteriormente trasladando sus avances en la regulación emocional al ámbito familiar.

Por ejemplo l@s niñ@s necesitan que sus padres participen y estimulen su curiosidad, que fomenten la exploración, que descubran, que se acerquen a experiencias desconocidas desde la seguridad de los adultos, para favorecer el aprendizaje de todo un mundo que no es una amenaza para los peques de la casa.

6. Ejemplos de situaciones en las que las habilidades emocionales de los niños son esenciales

• Cómo resolver un conflicto que surge con
• Cómo rechazar peticiones o afrontar la presión del grupo de iguales.
• Cómo manejar la frustración, aplazando los premios, manteniendo su conducta dirigida a la meta.
• Cómo motivarse para colaborar y trabajar en equipo.

7. ¿Un coeficiente emocional alto les puede ayudar a los niños en sus estudios?

Con frecuencia también atendemos en Centro Óptima a padres que nos refieren que el tutor les ha dicho que su hijo es inteligente pero no está motivado para estudiar. Cuando un estudiante no estudia es fácil que su emoción sea de miedo,  aversión o inseguridad porque no sabe cómo estudiar, cómo organizar una tarea compleja como es el estudio.

Entrenar la atención, el interés y perseverar son también habilidades susceptibles de entrenamiento. Hay un estudio longitudinal muy interesante, en el que se les pide a niños de 4 años que aplacen el tomarse una chuchería, porque si lo hacen ganaran tres. Al cabo de diez años se evaluó el logro académico y aquellos que de niños fueron capaces de aplazar la gratificación de adolescentes obtenían mejores resultados académicos.

8. RECOMENDACIONES

8.1 Como padres ser conscientes de que las primeras necesidades básicas de tus hijos son el amor, la seguridad y la admiración. Predica con el ejemplo. Expresa tu admiración con elogios descriptivos.

8.2 Describe cómo te sientes usando todo el abanico del vocabulario emocional: alegre, enfadado, triste, contrariado, curiosa,  orgullosa…

8.4 Entrénate para mantener la calma ante los conflictos. Cuando sientas rabia, aplaza la discusión antes de dejarte arrastrar por la ira.

8.5 Cultiva el optimismo, la curiosidad, el humor y la paciencia. Educar es el mayor desafío en el que como adulto te puedes embarcar.

Amalia Ortega García (Psicóloga, Logopeda y Pedagoga)