LA ANSIEDAD INFANTIL

LA ANSIEDAD INFANTIL

Los trastornos de ansiedad son bastante comunes, los datos que aportan los estudios epidemiológicos pueden variar, pero muestran que del 2,7 al 4,6% de los niños presentan algún tipo de ansiedad y que entre el 3-12% ha tenido ansiedad en algún momento de su vida.

La ansiedad es un estado emocional de que algo malo va a pasar, que hay un peligro. Es una preocupación constante, pero la ansiedad también es adaptativa porque nos prepara para la acción, pero se convierte en patológica cuando la sintomatología aumenta, no la podemos gestionar y se mantiene en el tiempo, perdiendo así esta función de adaptación y necesitando de tratamiento.

La ansiedad infantil tiene un curso crónico (si no se interviene se mantiene en el tiempo) y fluctuante (hay momentos en los que el niño estará mejor y otros en los que los síntomas aumentarán).

Los síntomas más comunes que presentan los niños son los gastrointestinales, las verbalizaciones de que no se encuentran bien, aunque también pueden manifestar: dolores de cabeza, enuresis (el que se vuelvan a hacer pipi en la cama), dejar de comer y por consiguiente, pérdida de peso, manifestaciones de ganas de vomitar muy frecuentes, una bajada en las calificaciones del colegio, entre otros.

La ansiedad infantil puede deberse a cualquier motivo ante el que el niño sienta que no tiene herramientas para afrontarlo, es decir, que cree que no puede superar lo que le está pasando. Los motivos más comunes de ansiedad infantil que acuden a consulta son:

-las exigencias educativas.

-el poco tiempo que pasan con sus padres.

-acontecimientos vitales importantes, como el nacimiento de un hermano, el cambio de colegio o la entrada al mismo.

-pasar poco tiempo con sus iguales, es decir, jugar con los amigos.

¿Qué podemos hacer ante la ansiedad infantil?

Algunas pautas que podemos hacer sería:

  1. Pasar tiempo con nuestros hijos.
  2. Crear un clima de confianza, para que nuestros hijos sientan la libertad de contarnos lo que necesiten.
  3. Valorarlos, reconocer sus cualidades y logros y hacérselos saber.
  4. Aumentar el contacto físico, con besos, caricias, abrazos…
  5. Poner límites, para disminuir la sobreprotección.

La ansiedad provoca inseguridad y baja autoestima, además de un gran sufrimiento y sentimientos de tristeza. Es por ello, que ante la sospecha de esta sintomatología, se recomienda acudir a profesionales para realizar una evaluación psicológica.

psicodiagnosis.es

foto extraída de psicodiagnosis

Vanessa Gómez – Psicóloga