La mediación familiar, un camino de vuelta hacia la luz

La mediación familiar, un camino de vuelta hacia la luz, Centro Óptima

La mediación familiar, un camino de vuelta hacia la luz

¿Mediación familiar?

Posiblemente te preguntes por qué va a interesarte la mediación familiar. Tal vez hayas oído alguna vez esta palabra o quizás no…

¿Te sientes identificado con alguna de estas situaciones?

“Cada vez tenemos más dificultades en la relación con nuestro hijo, la comunicación con él no es fácil, nos cuesta entenderle y hacer que respete las normas de casa”

“Desde que nuestra madre murió, los hermanos estamos muy distanciados, primero porque el tema de la herencia no lo hemos resuelto a satisfacción de todos y, además, ahora nos cuesta ponernos de acuerdo en qué hacer con nuestro padre…”

“Nuestro matrimonio ya no funciona y nuestros continuos enfados están haciendo daño a los niños. Queremos separarnos, pero, antes de ir al juzgado, nos gustaría ver si podemos hablar tranquilamente y tomar algunas decisiones…”

“En la empresa familiar todos tenemos un papel, pero no hay manera de que lleguemos a acuerdos sobre cosas que antes, cuando vivía mi padre, estaban claras”

“Mi mujer no entiende que no puede dejar que nuestros hijos se salgan siempre con la suya, les está maleducando, pero ella dice que la cuestiono…La verdad es que no nos ponemos de acuerdo sobre cómo debemos educarlos”

 Si te ves reflejado de algún modo en alguna de estas situaciones, te recomiendo que continúes leyendo. Al terminar la lectura conocerás lo que se conoce por mediación familiar y todos los beneficios que nos puede ofrecer. Estoy segura de que te va a merecer la pena.

¡Hablemos de MEDIACIÓN FAMILIAR!

Las familias, a lo largo de sus vidas hacen frente a diversas situaciones que si no resuelven adecuadamente les pueden llegar a producir mucho malestar.

El conflicto es un fenómeno inherente a las relaciones humanas y forma parte inevitable de la convivencia. Imaginar una familia en la que no existan conflictos no es posible ni deseable, puesto que bien gestionado, el conflicto nos permite crecer y desarrollar nuevas y mejores maneras de relacionarnos.

De todos los conflictos sociales, los conflictos familiares son los más habituales y los que suelen provocar mayor dolor ya que sus integrantes sufren no sólo por ellos mismos, sino por las personas a las que quieren.

Dos personas se conocen, se enamoran y deciden compartir sus vidas hasta que las diferencias y los conflictos detonan que el amor se evapore y deciden separarse. Cuando esto ocurre la pareja está tomando una de las decisiones más difíciles que debe afrontar, siendo con frecuencia una experiencia dolorosa. La separación genera sufrimiento en todas las partes implicadas que se vivirá como frustración, engaño, tristeza por la pérdida, etc.  En función de cómo se manejen esos sentimientos, se podrán encauzar más o menos adecuadamente o podrán incrementarse o incluso derivarse en una espiral perversa del conflicto.

El sistema legal, a través de los abogados, es habitualmente la primera puerta de entrada para la resolución de los conflictos. El procedimiento contencioso no es el más adecuado para afrontar disputas con una base relacional ya que favorece la confrontación y la imposición en virtud de la fuerza del poder de quien lo posea. Desafortunadamente, muchas veces, las familias no saben cómo resolver esos conflictos porque no cuentan con las habilidades para buscar y encontrar soluciones. La falta de información y el desconocimiento de las alternativas de resolución de conflictos hacen que decidan iniciar el proceso por la vía judicial en lugar de optar por la mediación familiar.

La mediación familiar es…

Emocionante porque a través de su proceso puede transformar la fuerza del conflicto en energía positiva capaz de encontrar soluciones más creativas y satisfactorias.

¿Hemos pensado alguna vez que cuando no podemos resolver adecuadamente nuestros conflictos, tal vez no es que no queramos, sino que no sabemos cómo hacerlo?

Fortalecedora porque devuelve el poder y la responsabilidad a la propia familia. Ofrece la mejor respuesta posible a conflictos de familia, en los que las partes implicadas necesitan tener una relación posterior, y en los que existe un fuerte componente emocional. Y sobre todo para aquellas situaciones en las que los aspectos legales son tan sólo una parte del problema.

Saludable porque se habla, se escucha, se piensa, se toman decisiones.  Aunque la Mediación no tenga como objetivo una función terapéutica, en la mayoría de los casos produce efectos saludables, es decir, se produce una transformación en las relaciones interpersonales, en el estilo de comunicación, que sin duda favorecerá la gestión de todas las posibles dificultades que surjan en el futuro.

Y muchas cosas más…

La mediación trata de ser un sistema alternativo al proceso contencioso y una vía para facilitar la superación de las crisis que conllevan los conflictos, pues es evidente que la situación personal, familiar, afectiva y económica cambia radicalmente para todos. Pero no solo trata de ser una alternativa válida cuando se realiza previamente al inicio del conflicto legal y en un contexto no judicial.

Puede ser igualmente efectiva una vez iniciado el procedimiento judicial ya que permite que los cauces del conflicto puedan ser diferentes dado que sirve de apoyo a la función legalizadora del juez, aumenta la eficacia de las medidas adoptadas y sustenta la participación conjunta de la pareja en la toma de decisiones. La ventaja de esto es que suele minimizar la tensión producida por el conflicto potenciando por una parte la paz y el intento de limar asperezas y por otra parte, con la seguridad jurídica que innegablemente brinda la presencia del juez y el abogado.

Permite gestionar los conflictos que puedan surgir mediante la intervención de un profesional imparcial que, sin capacidad de decisión sobre el conflicto promueve el acuerdo y el consenso, creando un espacio cooperativo, un clima de relajación, sin tensión, con diálogo y entendimiento evitando cualquier tipo de enfrentamiento.

Facilita un adecuado tránsito por el conflicto, integrando de forma armoniosa las decisiones que se deben tomar y las emociones asociadas a ellas, evitando una interferencia negativa y promoviendo que el conflicto pueda constituir un paso adelante en el ciclo evolutivo de la familia y no un obstáculo insalvable, un bloqueo definitivo de la capacidad para construir relaciones diferentes entre todos sus miembros.

Los principios básicos que guían los procesos de mediación son:

  1. La voluntariedad, de modo que las personas acuden al proceso porque quieren, pueden abandonarlo cuando deseen y llegar a acuerdos realmente queridos o buscar solución por otra vía si consideran que ésta no responde a sus intereses.
  2. La confidencialidad, ya que lo que se hable en las sesiones pertenece sólo a este espacio y no se puede utilizar la información obtenida con fines ajenos al proceso.
  3. La neutralidad y la imparcialidad del mediador, que no impone sus valores a las partes, ni toma partido ni se identifica con ninguna de las partes, garantizando el equilibrio y la igualdad de las mismas.

¿En qué situaciones podría recurrir a la mediación?

En mediación tienen cabida todos aquellos aspectos sobre los que las familias deben tomar decisiones y que tengan relevancia en el momento conflictivo en el que se encuentran.

Los principales ámbitos de actuación son:

  1. Aspectos jurídicos-económicos: pensión alimenticia para los hijos, pensión compensatoria para el cónyuge que la solicita, guarda y custodia, patria potestad (salud, ocio, educación integral,…), régimen de visitas, separación de bienes, liquidación de bienes, uso del domicilio conyugal, cambio de lugar de residencia, obligaciones fiscales.
  2. Aspectos educativos: pautas de autoridad a consensuar y a respetar, clarificación de las figuras paterna y materna, de las responsabilidades educativas y del cuidado de los hijos, criterios educativos y pautas básicas a consensuar, control de la tendencia a usar a los hijos como portavoces o mercancías de chantaje emocional por parte de los padres, definición de la relación con las nuevas figuras paterno/materna y/o de hermanastros, bloqueos o resistencias emocionales, etc.

Y si decido empezar un proceso de mediación…

¿Cuándo y quién debe solicitarlo?

Lo ideal es que el proceso se inicie antes de comenzar el proceso jurídico. No obstante, se puede realizar en cualquier momento del proceso: antes, durante y después de la separación, con la condición de que no se puede realizar la mediación, en caso de estar el proceso jurídico iniciado, si no se paraliza previamente. Igualmente, podrán desistir de la mediación en cualquier fase del procedimiento.

Lo pueden solicitar los propios interesados, siempre a través de sus abogados y previa aceptación del juez, o éste por propia iniciativa.

La mediación no trata de buscar ganadores y/o perdedores.

Si deseas resolver tus conflictos en un clima de cooperación mediante la búsqueda de soluciones armónicas en beneficio de todos los afectados la mediación familiar es un buen comienzo.

Haciendo uso de estos procedimientos se puede modificar la paradoja de intentar resolver los conflictos mediante el enfrentamiento…

¡Permítete un camino de vuelta hacia la luz, el bienestar y la felicidad!

En Centro óptima estaremos encantadas de hacerte el camino más fácil.

¡Te esperamos!

Elena Horrillo Bazán

Psicóloga, especialista en Psicología Legal y Forense.